miércoles, 10 de junio de 2015

La opinion de los demas

Puede que te pase a ti, como muy posiblemente a la mayor parte de las personas, que a la hora de tomar decisiones, resolver dudas y cuestiones, tengas en gran valor la opinión de los demás. Antes de decidir un cambio, piensas en el qué dirán los demás, qué les parecerá, qué harían y qué esperan de ti. En cierto modo, al plantearnos estas cuestiones lo que estamos haciendo es dejar que sean otras personas quienes decidan por nosotras.
Pero realmente, ¿es eso lo mejor? ¿Realmente quieres darle tanta importancia a lo que los demás piensen, les parezca, o esperen de ti? ¿Qué hay de lo que a ti te gustaría hacer si te sintieses totalmente libre?
Las normas, las creencias sociales y familiares, ayudan a establecer un camino, pero en materia de “aprender a vivir” no hay un camino dado. Como decía el poeta, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”; escuchar lo que las madres, hermanas, amigas, incluso hijos o parejas piensan sobre lo que nosotras tenemos que elegir, es positivo, pues demuestra que estamos abiertas a otra miradas; sin embargo, vivir de acuerdo a las leyes de los otros, es estresante, enfermizo y poco inteligente.

La vida que tienes te pertenece, nadie hará el trabajo por ti; acostúmbrate a respetarte en tus elecciones, gusto, y modo de amar. Claro que, quienes te aman darán su opinión y estarán para apoyarte cuando ellos “crean desde su punto de vista” que no vas por buena senda, pero acepta que es sólo “desde su punto de vista”; ninguno de ellos tiene el derecho de decirte “cómo amar, cómo sufrir, cómo vivir”… son experiencias que muchas veces nos comparten para evitarnos dolores; más si aún con ello necesitas aprender de tus propios errores, hazlo; no te quedes pensando cómo sería, actúa.
Ten por seguro que ningún ser vivo y menos humano actúa por gusto en contra de sí mismo; a veces tomamos decisiones extremas, frustrantes, y de sufrimiento… pero aun con ello no es con la finalidad de sufrir; detrás de cada acto que hacemos late nuestra misión de vida; descubrir quiénes somos. La mujer que sale con un hombre comprometido y pierde su tiempo; la que soporta golpes en una relación de maltrato o la que salta de cama en cama buscando satisfacción; no son mujeres a las que les gusta “sufrir”; no son ejemplos de masoquismo; sino por el contrario, son seres que a través de esas situaciones están pretendiendo alcanzar su felicidad, aunque tal vez no lo estén haciendo bien.
Por eso a la hora de escoger algo para ti, escucha tu voz interior, hazte amiga de tus necesidades, valora tus anhelos, y no los arrojes lejos de ti por no coincidir con el pensamiento de los demás.
No permitas que las voces de los demás opaquen tu vuelo: eres mujer, eres un ser creativo, puedes crear con el útero y el intelecto, conllevas en tu alma una sensibilidad divina, confía en ti, y ve por tus sueños; seguro es lo mejor que hay en tu camino.
Fairytale

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