miércoles, 17 de junio de 2015

Chantaje Emocional

El chantaje emocional es un método de manipulación por medio de la cual se nos amenaza a fin de obtener algo valiéndose de nuestros sentimientos. El chantaje emocional puede venir de cualquier persona, pero es común que sea de alguien cercano, un familiar, un amigo o una autoridad.
La persona que lleva a cabo el chantaje emocional suele ser una persona cercana pues conoce nuestras debilidades, aquello que apreciamos y atesoramos y lo usa a su favor para obtener lo que desea. Amenaza con romper la armonía de lo que apreciamos, y quitarnos lo que más amamos.


Los chantajes emocionales en realidad son maltratos psicológicos, buscan imponer sus deseos valiéndose de nuestros sentimientos, provocando un sentimiento de responsabilidad sobre la persona chantajeada que le lleve a rendirse a los pies del chantajista.
Hay muchas historias, y muy diferentes, de maltrato emocional, a continuación les exponemos una de ellas.

Relato de un chantaje emocional:

Una mujer que vivía tranquila y felizmente en su hogar, de pronto vio interrumpida su vida por alguien que aparece de la nada. Le explican a la mujer que es alguien que sólo necesita alojamiento durante unos meses mientras está en la ciudad, pero que luego ser irá.
Pero pasa el tiempo y el “invitado” no se va, se queda en la casa y cada vez que se le menciona que debería buscarse un lugar propio donde vivir responde con amenazas contra la familia de ella.  Dice tener información que a su familia no le conviene que salga a luz, y que lo usará si no le obedece. La pobre mujer, con la amenaza colgando sobre la vida de su amada familia, no logra entender lo que pasa, quien es esa persona que vive en su hogar, que cada día tiene más derechos sobre ella, y de qué es capaz.
No alcanza a comprender nada, no sabe lo que su chantajista tiene en contra pero sabe que es algo grave, o no le hubiesen enviado a su hogar.  Un día, como mujer valiente y valiosa, decide no aceptar más chantajes. Pero la vida no siempre es como una quisiera, y ante las amenazas acaba accediendo una y otra vez, en contra de su voluntad, a la voluntad de su chantajista, después de todo prefiere sufrir ella misma a que sean sus familiares quienes lo hagan por no haber sabido ella acceder.
No obstante, la mujer constantemente se arma de valor vara hacer frente a su chantajista que le maltrata emocionalmente con la responsabilidad que podría tener sus actos si no accediese a sus deseos y caprichos. Pero para hacer frente necesita apoyo, de sus fieles amigos que toda la vida han estado junto ella. Pero a la hora de la verdad, el chantajista, un maltratador emocional, logró evitar que ello pudiese ocurrir, de la forma más sigilosa y efectiva. Tanto se había adueñado de la situación, que la casa ya la sentía como propia pese a ser sólo un “invitado forzado”. Los amigos que la mujer tenía, poco a poco se habían alejado y dejaron de visitarla. Él hacía que no se sintiesen cómodos visitándola, pues siempre estaba su sombra detrás de ella. Unos se marchaban incomodados, otros confundidos por su presencia, y otros por sentirse con las manos atadas ante la situación de la mujer. El chantajista la aisló.
 La familia se lava las manos y le carga a ella la responsabilidad del chantajista, le dicen que no es para tanto y que lo intente ver como un amigo y aliado. ¿Pero se puede ser amigo de quien te amenaza y en sobradas ocasiones ha expresado que sólo desea tu ruina?
No se puede, pero allí está la mujer, callada, sin poder hacer nada, su vida se le va entre las manos pero no puede hacer nada, ya no tiene suficientes fuerzas, el chantajista ya ha tomado demasiado control de su vida, acaparándolo todo…
¿Qué hace la chica?
Decide marcharse, alejarse, instalarse con su novio en otra ciudad. Toma medidas, y logra mantenerlo lejos… pero sólo en parte porque aún estando en otra ciudad se encarga de que siempre sepa los pasos que está dando. No la deja en paz y vive de la familia, pues ni trabaja ni hace nada de provecho. La familia le facilita la vida en medidas tan grandes que ni por su propia hija llegaron a hacer, proveyéndole de todo cuanto pudiera necesitar. Aún así, insatisfecho, siempre quiere más, y sus amenazas siempre llegan a la pobre mujer; se asegura de que nunca olvide que él es dueño y señor, que puede destruir aquello que ella ama si no accede a sus caprichos. Chantaje emocional.

Al leer historias así tendemos a preguntarnos si acaso no son de otro siglo, que hoy día no pueden suceder estas cosas… Pero sí, hay mujeres que sufren chantajes emocionales de esta envergadura aun hoy en día. Una pregunta salta a la mente de todos:

¿Por qué no le denuncia?

No puede denunciarle pues su familia se vería afectada. No sabe cual es el problema exactamente, pero sabe que es algo grande o no la hubiesen condenado a esa injusta vida de servidumbre bajo la siempre temida amenaza de quien constantemente dice odiarla y desear su ruina. Siente que no puede denunciar porque si lo hiciese haría daño a sus familiares, y la familia siempre tiene prioridad sobre una misma.
Mientras tanto, no pasa un día sin que ella reciba un recordatorio suyo, un mensaje recordándola que de ella depende la vida de sus amados. “Cuidado conmigo, ya sabes que no puedes hacer nada contra mí, no me dañes o sabrás lo que es vivir mal”, “estoy aquí”, “no se te ocurra hablar mal de mí o verás…”, “recuerda de lo que soy capaz”…
La mujer amenazada se pregunta qué podría pasarle a su familia, hasta cuando el chantajista seguirá sacando renta de las amenazas contra su familia… y por amor a los suyos, ella calla, obedece y sufre en silencio, apenas logrando suplicar de vez en cuando que solucionen sus problemas con él, pero contando sólo una porción de sus sufrimientos a fin de no sobrecargar de culpa por sus padecimientos a los que ella protege.
Al saber de su historia todos nos preguntamos porqué su familia permite que sea ella quien lleve este peso por pecados que no han sido suyos, por cosas que no comprende ni conoce… ¿Por qué la familia no la saca de ese infierno que vive?
Pero la vida no siempre es de color rosa, y ella sólo tiene preguntas sin respuestas. Sabe como podría salir ella misma del enredo, pero con ello pondría en dificultad a otros, por los que emocionalmente se siente atada y sin salida. Sólo le cabe esperar que algún día la familia la libere del chantajista, llevan años prometiéndoselo pero la situación siempre sigue igual… con promesas incumplidas y años de sufrimiento y sacrificio que nunca le podrán ser devueltos.

Algunas armas que utilizan los chantajistas emocionales:

  • Te amenazan con hacerte la vida difícil si no accedes a sus deseos.
  • Constantemente te recuerdan el futuro y el destino está en sus manos.
  • Exigen compensación a cambio de tu estabilidad familiar.
  • Siempre buscan dinero, nunca tienen suficiente y cada vez se conforman con menos.
  • No importa cuanto se le ayude, nunca estarán conformes.
  • Son personas aburridas, no hacen nada para vivir sólo usan el chantaje para poder vivir.
  • Dan por echo que te están haciendo un favor, que lo que te piden no es nada, que debieras estar agradecida.
  • Constantemente amenazan con poner un fin drástico a la situación.
  • Te reprochan todo aquello a lo que no accedes, como que eres egoísta y sólo piensas en ti misma.

Conclusiones:

El chantajista emocional debe ser detenido cuanto antes. Hay que parar a este tipo de personas, no acceder más a los caprichos que se le antojan. Si les das la mano tomarán el brazo entero, y cuando tengan el brazo no quedarán conformes. Es más fácil cortar de inicio, cuando primero comienzan los chantajes, que más tarde cuando ya ha tomado demasiado control y es demasiado tarde para retroceder.
Debemos ser conscientes de que debemos asumir nuestras propias responsabilidades y prestar atención de que nadie las esté asumiendo por nosotros. No podemos permitir que nuestros padres, hijos, familiares o amigos carguen con lo que no les corresponde. No nos lavemos las manos esperando que complazcan a un chantajista, ni tengamos por poco serio lo que nos dicen, es más cómodo ignorarlo y cerrar los ojos que afrontar la realidad. No digamos “no es para tanto”, “aguántale un poco más…”, “si pones voluntad ya verás que no es tan malo…”. Nuestros deseos de que no sea para tanto nos pueden estar cegando de lo que realmente estamos imponiendo sobre los demás.
En la historia relatada, la mujer sigue esperando respuesta y un final que siempre ve prometido para un futuro que con el paso de los años no llega. Sus sueños se van derrumbando, su vida se ve atada, y su destino no lo logra forjar ella misma porque la chantajean emocionalmente.
Una historia realmente triste la de las mujeres chantajeadas emocionalmente, algunas con sus propias vidas amenazadas, otras con la de sus hijos, otros con la de quien dice amarla…
Mujeres chantajeadas emocionalmente hay muchas, y generalmente sólo escuchamos de ellas cuando algo drástico sucedió.
Mujeres chantajeadas hay más de lo que parece, como la vida de esta mujer.


 

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