Por mucho tiempo estuve perdida buscando respuestas a todos y cada uno
de los hechos y situaciones que han pasado en mi vida. Fui egoísta, lo
fui. Fui egoísta conmigo misma al pensar que todo tenía que tener un
orden o una perfección, que a cierta edad ya tendría todo aquello que
tenía pensado en mis sueños. Que la vida pondría cada uno de mis
desastres en orden, que sólo me bastaba estudiar para conseguir las
cosas y ser feliz.
Fui egoísta y me equivoqué, fui egoísta conmigo,
con expresar mis sentimientos, con decir lo que pienso, con vivir el
momento, con sentirme incapaz de aceptar que puedo ser realmente amada
por alguien, por pensar que no necesitaba a alguien mirando en la misma
dirección que yo, por pretender que soy eterna en este planeta, por no
odiar, por no decir las cosas en el momento, por perder las
oportunidades, por extrañar más el pasado y vivir menos mi presente, por
no entender que el momento en el que estoy, con las personas que estoy
es lo que realmente importa, por no cortar las distancias, por
establecer tantos límites, por no haber bailado desde el principio como
me plazca, por poner barreras a mi desarrollo, por no pensar que era
posible, por sentir que no fue suficiente, que no fue perfecto, que no
fue real, que no lo merecía, que no era lo que esperaban de mí, que no
me gané la oportunidad de mi vida, que esa sonrisa era real, que tu
mirada me dijo todo sin tener que articular una palabra, que pensar
tanto no fue lo mejor…. Pues tengo algo que decirte el día de hoy:
Quizás lamenté y tuve ganas de llorar por el tiempo perdido, pero en vez de hacerlo decidí simplemente enfrentarlo, asumirlo,
dejar ir todo eso, que cuando recuerde simplemente ría sea alegría, y
algunas veces sé que lloraré de dolor, porque el pasado nos marca; pero
está en nosotros dejar que esa marca carcoma nuestras entrañas hasta
destruirnos completamente y que no haya nada que hacer, en cambio, la
otra opción es curar ese mal, darle la medicina del amor y el perdón,
reconocer que hemos fallado, amarnos más y destruirnos menos. Empezar
desde cero, aprender de nuevo a ser mejor.
Ya seguiré siendo egoísta conmigo misma,
ni con lo que la vida trace en mi camino, sí mantendré mi esencia, mi
aroma, mi sabor, mi integridad, mis raíces, un poco de cada una de las
cosas buenas que aprendí, que amé, que vi, que admiré.
Hoy ya me doy la oportunidad
de expresarme, decirte a la cara lo que pienso aunque no te guste, de
vivir el presente, de entender que me puedes amar con locura porque lo
merezco, que ambos miramos más allá del infinito en la misma dirección,
que existe una fecha de caducidad en cada uno de nosotros por lo que hay
que aprovechar cada instante que nos regale la vida, que me importan en
demasía las personas, que puedo odiarte y amarte a la vez, que no
perderé mis oportunidades ni contigo ni con la vida, que ya no hay
distancias, ni reglas, ni límites, ni barreras, ni desencuentros, que
nada impedirá mi progreso, que puedo bailar sin tener miedo, que todo es
perfecto, suficiente, posible, real, maravilloso, que soy lo que
esperabas y lo eres para mí, que debo de sentirme orgullosa porque me
gané luchando cada una de las oportunidades que Dios me ha mandado, que
tu sonrisa es real, que tu mirada me da la seguridad de saber que lo
merezco y no tenemos que decirnos nada más, que no tengo que pensar,
sólo sentir y vivir, que simplemente amo estar aquí.
Que sí existes, que cada cosa buena y maravillosa me hará entender que sí existes.
Que
estos son los mejores años de mi vida, que debo de aprovecharlos e ir
como loca por construir ahora lo que haré con el resto de mis días.
Soy
quien soy, sin ocultarme más tras bastidores, tras montones de ropa,
tras miradas, tras pensamientos confusos, no más ironías, no más miedo
al qué dirán, esto es lo que siempre fui y nunca mostré, un espíritu que
necesitaba libertad.
Que ayer, hoy y siempre. Yo soy una mujer de valor!
Gracias Dios por todo.
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