Pero realmente, ¿es eso lo mejor? ¿Realmente quieres darle tanta importancia a lo que los demás piensen, les parezca, o esperen de ti? ¿Qué hay de lo que a ti te gustaría hacer si te sintieses totalmente libre?
Las normas, las creencias sociales y familiares, ayudan a establecer un camino, pero en materia de “aprender a vivir” no hay un camino dado. Como decía el poeta, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”; escuchar lo que las madres, hermanas, amigas, incluso hijos o parejas piensan sobre lo que nosotras tenemos que elegir, es positivo, pues demuestra que estamos abiertas a otra miradas; sin embargo, vivir de acuerdo a las leyes de los otros, es estresante, enfermizo y poco inteligente.
La vida que tienes te pertenece, nadie hará el trabajo por ti; acostúmbrate a respetarte en tus elecciones, gusto, y modo de amar. Claro que, quienes te aman darán su opinión y estarán para apoyarte cuando ellos “crean desde su punto de vista” que no vas por buena senda, pero acepta que es sólo “desde su punto de vista”; ninguno de ellos tiene el derecho de decirte “cómo amar, cómo sufrir, cómo vivir”… son experiencias que muchas veces nos comparten para evitarnos dolores; más si aún con ello necesitas aprender de tus propios errores, hazlo; no te quedes pensando cómo sería, actúa.
Ten por seguro que ningún ser vivo y menos humano actúa por gusto en contra de sí mismo; a veces tomamos decisiones extremas, frustrantes, y de sufrimiento… pero aun con ello no es con la finalidad de sufrir; detrás de cada acto que hacemos late nuestra misión de vida; descubrir quiénes somos. La mujer que sale con un hombre comprometido y pierde su tiempo; la que soporta golpes en una relación de maltrato o la que salta de cama en cama buscando satisfacción; no son mujeres a las que les gusta “sufrir”; no son ejemplos de masoquismo; sino por el contrario, son seres que a través de esas situaciones están pretendiendo alcanzar su felicidad, aunque tal vez no lo estén haciendo bien.
Por eso a la hora de escoger algo para ti, escucha tu voz interior, hazte amiga de tus necesidades, valora tus anhelos, y no los arrojes lejos de ti por no coincidir con el pensamiento de los demás.
No permitas que las voces de los demás opaquen tu vuelo: eres mujer, eres un ser creativo, puedes crear con el útero y el intelecto, conllevas en tu alma una sensibilidad divina, confía en ti, y ve por tus sueños; seguro es lo mejor que hay en tu camino.
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